23/3/1905-6/10/2002
Hoy, día 6 de Octubre de 2012, hace 10 años que mi bisabuela se
marchó, pero fue una marcha única y exclusivamente física...porque sigue presente a diario en nuestras vidas. Con su marcha,
todos los que estábamos a su alrededor quedamos marcados, de una u otra forma,
en mayor o menos medida, pero todos marcados.
Era una mujer con
una fortaleza impresionante, la 'matriarca' de la familia. Lo que ella decía,
se hacía. ¿Decir que no a algo que ella te mandaba? Ni se nos ocurría.
¡Cualquiera le decía que no! Por las buenas, muy buena, pero por las malas,
mucho mejor. En resumen, que no se podía rechistar.
Un carácter duro
forjado a lo largo de los años, marcado a su vez por los diferentes
acontecimientos o los también llamados 'golpes' que te da la vida. Golpes que
en ningún momento la derribaron ni la hicieron dar un paso atrás. Al contrario,
cada paso que dio fue siempre al frente. Puede ser que esos pasos no fueran
siempre grandes, puede que fuesen pequeños, pero siempre sólidos, muy sólidos.
Aunque el miedo cubriese todo su interior, nunca dejó de hacer aquello que
creía que debía hacer para sacar a su familia hacia delante. Mi bisabuela fue
una de esas personas que no dejó que el miedo se apoderase de ella, ni en las
peores circunstancias. Una mujer valiente que nunca pudo reprocharse no haberse
enfrentado a ese miedo aunque no siempre saliese victoriosa de la batalla.
Una mujer que no sólo fue capaz de criar a tres generaciones
distintas sino que fue capaz de transmitir una serie de valores a todos aquellos
que teníamos la oportunidad y la suerte de disfrutar de su existencia.
Como he dicho en numerosas ocasiones, yo no creo en Dios, pero
creo en la necesidad que tenemos las personas de creer en algo o en alguien.
Ese alguien es ella, mi bisabuela. Ella es quien me guía y me protege, quien me seguirá guiando y
protegiendo sin que yo me dé cuenta. Puede que el camino no sea el más fácil o
menos tortuoso, pero si ese es el camino que ella cree que debo escoger,
siempre sacaré las fuerzas de donde no las tenga para seguir hacia delante,
para llegar a esa ansiada recompensa que es la satisfacción de haberlo logrado.
La satisfacción de llegar a la cima o final del camino superándome a mí misma,
que no superando a los demás.
Sí, con su marcha…me robaron un pedacito de mí. Con ella se fue
una parte de mí, una parte que nunca recuperaré…quizás porque sólo tenía 12
años y no fui capaz de entender lo que acababa de suceder a pesar de que en
casa me estuviesen preparando para ello, quizás porque no quise entenderlo… No
lo sé, no tengo una respuesta a ese ‘por qué’…pero ese día, algo cambió en mí.
Te fuiste sin decir adiós...
Y aunque ya no estás....
Te lo debo a ti,
La oportunidad de ser lo que más quiero
Te quiero
Te fuiste sin decir adiós...
Y aunque ya no estás....
Te lo debo a ti,
La oportunidad de ser lo que más quiero
Te quiero